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Iniciamos este espacio de comunicación uniéndonos, como tantos y tantas, en acción de gracias a Dios por el Papa Francisco.

Para nosotras la persona de Jorge Mario Bergoglio es muy significativa. Como arzobispo de Buenos Aires fue determinante en nuestra historia especialmente por la acogida que tuvo con nuestra comunidad -como sede en la arquidiócesis-, en tiempos de dificultad, fragilidad e incertidumbre. Bergoglio fue para nosotros un punto de referencia crucial. A él le confiamos nuestras búsquedas, nuestro caminar, el resultado de cada Asamblea e incluso, siendo ya Obispo de Roma, a él le entregamos el Acuerdo (2017) y los nuestros Documentos (2013 y 2017) como fruto del camino que él mismo nos aconsejara: que escribiéramos entre todas lo que queríamos vivir.

Esta experiencia de Buen Pastor que hemos vivenciado de cerca, ha sido la experiencia de tantos y tantas que hoy manifiestan su gratitud.

En estos últimos días hemos visto, escuchado, leído mucha información sobre su vida, su ministerio, su magisterio y particularmente su pontificado. Nos habrán emocionado imágenes, textos, escucharlo nuevamente y nos habrá impactado la inmensa repercusión que ha tenido su partida no sólo para la Iglesia sino para el mundo entero. Es que Francisco, por medio de sus gestos y palabras, fue para muchos/as una verdadera ‘llama viva de esperanza’, una persona, un Papa diferente.

En un contexto global altamente complejo, desafiante, incierto, fragmentado por el dolor y la injusticia, el papa Francisco se destacó por su actitud profética.

A la luz de Francisco de Asís; el papa Francisco revalorizó la pobreza, iniciando su papado nos dijo ‘quiero una Iglesia pobre y para los pobres’, mantuvo su estilo austero, simple, con el cual deslumbró. No cesó de pedir paz- hasta en sus último día- enfrentándose líderes políticos y grandes potencias. No tuvo recelo en denunciar el abuso de los recursos naturales y el inminente llamado a cuidar de nuestra madre tierra, nuestra Casa Común, así como tampoco se silenció frente a los abusos de conciencia, de tipo sexual y otros. Buscó hacerse próximo; por medio del diálogo interreligioso, en su acogida a todos, especialmente a los actuales marginalizados. Francisco reestructuró la Iglesia y desafió a la sociedad, como profeta de la Misericordia.

Su lema episcopal “Miserando atque eligendo” (lo miró con misericordia y lo eligió) – que mantuvo en su papado- se convierte en una clave. La Misericordia, expresada en perdón, proximidad y ternura, en Francisco se convierte en su carisma, en su modo de ser, de actuar, de gobernar la Iglesia, de dirigirse al mundo. Más que una determinada ideología, visión teología, eclesial, Francisco fue un verdadero Pastor.

Es desde esta clave de lectura que comprendemos su insistencia y empeño en construir una iglesia: ‘pobre y para los pobres’, una ‘iglesia en salida’ que va a las calles a las periferias físicas y existenciales, una iglesia que comunica y se comunica, una iglesia que está presente más allá de sus fronteras, una iglesia ‘hospital de campaña’ que sana y cura las heridas, una iglesia fraterna también con la naturaliza, una Iglesia de justicia y de paz! Una Iglesia que no juzga, sino que pide perdón, una ‘iglesia para todos, todos, todos’ ... porque como nos dijo en más de una oportunidad “o nos salvamos todos o no se salva nadie”.

Leonardo Boff señala, que “Francisco más que un nombre, es un proyecto de Iglesia, de sociedad”. Nos tocará a nosotras/os continuar este inmenso legado, que no es otro que el Evangelio, el Reino anunciado por Jesús.

Confiamos nuestra Iglesia y nuestro caminar al Espíritu, ¡que la Divina Ruah sea quien nos siga conduciendo y animando por los caminos de la Esperanza!

Hacemos nuestras las palabras de Daniela Cannavina:

Dile a Jesús

Francisco, hermano,

partiste al encuentro de Jesús,

y ahora todo se reviste de nueva luz.

¡Eres Pascua!

Llevas a nuestra Iglesia

a su Presencia

y susurras al oído del Maestro

tus sueños y desvelos

por devolverla al Evangelio.

Dile a Jesús

que lo estamos intentando...

Que somos torpes

para vivir la comunión,

que esto de “caminar juntos”

nos asusta,

que ser jerarquía

gusta más que sentirnos pueblo,

que aún nos resistimos

a bajarnos del poder,

que las guerras y divisiones

las marginaciones y exclusiones

también son nuestras...

Pero también, dile a Jesús,

que, pase lo que pase,

seguiremos apostando

por una Iglesia sinodal...

Que estamos alargando la mesa

para que muchos

tengan un lugarcito

y se sientan acogidos,

amados, abrazados.

Que no es fácil el camino

de la unidad,

pero nos comprometemos

a hacer sentir al hermano

un poco más humano.

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Dile a Jesús, querido Francisco,

que necesitamos

aprender a escuchar,

porque nos cuesta

soltar nuestras ideas

y agendas personales...

Que eso de estar “en salida”

sacude nuestra comodidad

y nos desinstala demasiado...

Pero que intentamos discernir

y caminar a la luz del Espíritu,

buscando cribar “lo mío”

para dejar venir “lo Suyo”

y construir “lo nuestro”.

Dile a Jesús

que algunas decisiones van lentas,

pero pondremos empeño.

en hacerlas nacer y crecer.

Que hay deseos de renovarnos,

y buscaremos enfrentar el miedo.

Que aunque algunos

se sienten dueños de la verdad,

nos ayudaremos a vivir

la conversión en las relaciones.

Dile a Jesús, Francisco,

que lo amamos...

Que queremos abrazar el Evangelio.

Dile que fuimos felices de tenerte

como hermano y pastor.

Que el Espíritu nos ayude

a mantener los procesos abiertos,

y a no retroceder en la marcha…

Y que inspire al nuevo

hermano y pastor

para que sea servidor, como vos,

al modo de Jesús.

Y ahora...

¡No te olvides de rezar por nosotros!

¡Gracias Francisco!

Una Comunidad que hace Memoria desde Cristo Resucitado tiene Esperanza

     En el Tiempo Pascual leemos las apariciones del Resucitado que son siempre inspiradoras de nuestro carisma, pero qué nos inspira los Hechos de los Apóstoles. Muchas veces la primera lectura es más difícil o la pasamos rápido para llegar al Evangelio. En este tiempo vamos a detenernos un poquito en lo que marcan las lecturas de los Hechos de los Apóstoles que están lógicamente relacionadas con el Evangelio.

     Voy a destacar un solo aspecto que es la importancia de la Memoria en la relación con Jesús, con la vida misionera con sus luces y sombras, y con la organización de la comunidad. Vamos a hacer pasar la memoria por estos tres aspectos/dimensiones de la vida personal, misionera y de la organización (simple o complicada), para alegrarnos o para soltar.

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     La Memoria de que fuimos sumergidas en la Pascua de Cristo y que participamos de su Resurrección es lo que arraiga nuestra esperanza. Se habla del Jubileo de la Esperanza porque se apunta a un estilo de vida de estar “arraigados y edificados” en Jesucristo (Colosenses 2,6). La esperanza se alimenta día a día, pero sabemos que no es fácil, en un mundo violento, cansado e inseguro etc. Por eso hablar de ella es posible desde la memoria de un evento significativo que se actualiza desde dentro y que se vive en lo cotidiano con sencillez y con arraigo en las experiencias pascuales donde la fragilidad, el límite, la muerte y la vida conviven. Hacer memoria personal y colectiva de esas experiencias posibilitan una vida más fluida, leve, que se contagia en la comunicación y en la organización.

     En los Hechos de los Apóstoles se habla mucho del Bautismo, de los neófitos, de las primeras misiones a los paganos, de la organización de dos en dos con sus luces y sombras, El recordar esas experiencias y el compartirlas con sus aciertos y desaciertos alimentan el hoy para discernir y contagiar desde lo esencial. La memoria es como el otoño que muestra la belleza de las diferentes tonalidades de hojas y al mismo tiempo el aire suave o el viento fuerte nos ayudan a soltar, a crecer en libertad La memoria trae lo lindo y lo triste/ difícil de la historia, pero en la esperanza cristiana hay una relación con el sufrimiento paciente que es capaz de aguantar la tensión sin desesperar porque hay una contención que San Pablo la expresa así: “La dificultad produce entereza; la entereza, calidad; la calidad, esperanza; y esa esperanza no defrauda, porque el amor que Dios nos tiene inunda nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5, 3-5).

¿Qué persona o situación viví en este año que me trae esperanza? Puede ser algo inesperado/sorpresivo/difícil o muy sencillo, pero sé que esa palabra, ese gesto, me ayudó a crecer en esperanza. Hacer Memoria y compartirlo para desde ahí leer los Hechos de los Apóstoles en este Tiempo Pascual.

Por Ana Formoso

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Amazonas

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En la celebración del Domingo de Pascua, en São Leopoldo, fue realizado el envío misionero de Tomás y Oriana, quienes viajan hoy (25 de abril) rumbo a Santo Antonio de Içá.

Les compartimos también que, desde mediados de agosto hasta mediados de enero 2026, Gabriela Pastorino estará compartiendo la vida y misión junto a Mariana.

Agradecemos la disponibilidad de Tomás, Oriana y Gabriela y rezamos para que sea una hermosa y fecunda misión.

Les compartimos también que después de un período de evaluación (2024) junto a las misioneras que ‘in situ’ han sido parte de esta misión y del ahora equipo amazonas, hemos decidido reconfigurar este último, para dar continuidad al acompañamiento de esta nueva etapa de misión.

El nuevo equipo amazonas estará integrado por Eva, María José, Mariana, Meni, Laura F y Virginia M. Algunas de ellas han conocido el lugar y otras han acompañado desde el inicio esta experiencia misionera. Les hemos pedido de forma especial dar pasos hacia una posible experiencia de trabajo misionero intercongregacional.

Mesa de trabajo/diálogo:

diálogo como representante de la comunidad de Argentina.

Quisiéramos también agradecer a las comunidades que ya nos han hecho llegar los resultados del cuestionario FODA y recordar a quienes aún no lo han enviado tienen plazo máximo hasta el 30/04.

les comunicamos que Josefina Vera se ha unido a la mesa de

Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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Participación CMCR en la VIII Asamblea General MCR

Como ya hemos manifestado, la primera parte de la VIII Asamblea MCR (Online) será un momento de escucha, de diálogo, evaluación, formación, reflexión y proyección que nos permitirá seguir dando pasos en la construcción conjunta de ser Comunidad Misionera.

Hemos pensado en los fines de semana del 8 - 9 y 22 - 23 de noviembre con los siguientes horarios.

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Hemos previsto consultar en la mesa de trabajo/diálogo cuál sería la mejor forma de invitación- convocatoria, inscripción y participación de los integrantes de las diversas presencias locales (CMCR). A medida que vayamos teniendo claridad sobre estos asuntos, la modalidad, los tiempos y demás, les iremos compartiendo.

Mesa de diálogo/trabajo de Organización General CMCR

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Sin duda ya está en marcha la elaboración del formulario ‘FODA’ y la reflexión comunitaria local que de ahí surja. Recordamos que la fecha de entrega de la síntesis de cada presencia es el 31 de marzo.

Encuentro Pascua CMCR

Como ya es tradición, nos encontramos como CMCR el segundo domingo del tiempo pascual, para celebrar juntos la Resurrección de Jesús. En esta oportunidad, será el día 27 de abril. Le hemos sugerido al Equipo de Espiritualidad de la Resurrección que lo animara. Desde ya les agradecemos por lo que nos preparará en este año especial.

Qué lindo sería que desde ya nos vayamos reservando la fecha y hora para dar prioridad a este encuentro entre todos/as. Las orientaciones para el mismo nos las harán llegar.

Día: Domingo 27 de abril 2025

Hora: 9 a 11 Hs (AM, VE) / 10 a 12 Hs (AR, BR, CH, UY) / 15 a 17 Hs (IT)

MEET: luego los embajadores nos harán llegar la invitación y el link por WhatsApp

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Amazonas

Les compartimos que hace algunos días, Laura Frances ha regresado a S. Leopoldo después de un año de servicio voluntario/misionero en Santo Antonio de Içá. Agradecemos por su contribución generosa, alegre y comprometida y rezamos por ella.

Se van preparando también Oriana Soriano y Tomás Culleton quienes irán, desde finales de abril - de 3 a 4 meses respectivamente -, de voluntarios en SAI. Desde ya rezamos por ambos.

Les compartimos además que estamos en un tiempo de reconfiguración del Equipo Amazonas y que en breve comunicaremos quienes lo integrarán.

¡Seguimos rezando por esta misión que tanto nos alegra cuanto nos desafía!

¡Buen Camino hacia la Pascua de Resurrección!

Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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En esta oportunidad queremos recordar la propuesta celebrativa que nos prepararon los hermanos y hermanas del Equipo de Espiritualidad de la Resurrección para realizar/celebrar en cada comunidad local.

Para celebrar

La propuesta de este subsidio es que personal y comunitariamente celebremos con alegría nuestra espiritualidad. Para esto les proponemos en primer lugar la lectura del Evangelio de Juan 1,35-39 con algunas preguntas para reflexionar. En un segundo momento, una instancia de oración personal y luego comunitaria o en grupos como prefieran.

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Lectura del del Evangelio de Juan 1,35-39

“Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué quieren?". Ellos le respondieron: "Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?". "Vengan y lo verán", les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día.”

Las prácticas compartidas en el Encuentro Internacional de Buenos Aires nos ofrecen elementos para seguir profundizando sobre nuestra espiritualidad de la resurrección. Las mismas son espacios, formas, lugares donde descubrimos que Jesús vive, y nos llama a estar con Él para aprender a vivir como resucitados/as en lo cotidiano de nuestra existencia. Las prácticas nos revelan nuestro modo de vivir, crecer y celebrar nuestra espiritualidad.

A la luz del texto del Evangelio de San Juan, interpelados por los discípulos volvemos a preguntarle a Jesús: ¿dónde vives? ¿dónde nos esperas? ¿dónde y cómo celebramos? ¿dónde te reconocemos?

Oración personal:

1. Te invitamos a responder personalmente las preguntas presentadas.

2. Elige una imagen, una música. poema, etc. que exprese nuestra espiritualidad (para compartir en la celebración comunitaria).

Momento celebrativo:

1. Leer el evangelio y compartir las respuestas de lo rezado individualmente.

2. Celebrar comunitariamente (por ejemplo, durante un momento de adoración o de oración) compartiendo los signos (imágenes, música, poemas) con la Comunidad/grupos.

3. A aquellos que lo deseen pueden enviar una foto de lo celebrado a nuestro correo: espiritualidad@comunidadmcr.org

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Encuentros mesa diálogo

Desde que se inició la mesa de diálogo/trabajo sobre la Organización General CMCR, hemos sostenido tres buenos y enriquecedores encuentros (noviembre y diciembre 2024 y enero 2025). Lo antes posible se hará llegar a través de los embajadores de la comunicación CMCR, una propuesta para continuar con la reflexión en las comunidades locales.

Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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Cada año que va finalizando es una oportunidad para detenernos ante Dios para recoger con un corazón agradecido tanta vida compartida, entregada y recibida.

Nosotras quisiéramos recoger y agradecer por el camino recorrido juntas y junto a aquellos/as que nos hemos encontrado a lo largo de él. Recoger este año caracterizado por la escucha y el diálogo generativo; por las desgracias sufridas a consecuencia de los daños climáticos, por la solidaridad experimentada entre las comunidades, por las experiencias misioneras y por tantas variadas formas en las que se ha presentado la novedad, la continuidad, la búsqueda. Con este corazón cargado de agradecimiento y ante el umbral de este año jubilar, 2025, nos acercamos al gran misterio de la Navidad.

     ¡Navidad! Revolución silenciosa; momento en que Dios irrumpe en la historia humana, no con poder y gloria, sino con la vulnerabilidad de un niño en un pesebre. Misterio, ante el cual no podemos quedarnos indiferentes, la Navidad nos exige una decisión.

     En este año, con la apertura de la Puerta Santa, que no es solo un acto simbólico sino un desafío, una invitación, somos convidadas/os a cruzar el umbral de nuestras seguridades, de nuestras excusas, de nuestras zonas de confort para ir, como los pastores y los magos al encuentro de la vida que nace, y también de la vida que es amenazada, al encuentro de Jesús.

     Para cruzar el umbral de nuestra puerta santa nos puede ayudar el preguntarnos: ¿Qué miedos nos impiden avanzar? ¿Qué puertas hemos mantenido cerradas demasiado tiempo?

     La Puerta Santa nos recuerda que Cristo mismo es la puerta abierta hacia el perdón, la reconciliación y la verdadera libertad. Cruzarla requiere de valentía y coraje. ¿Estamos dispuestas a abrazar el riesgo del Evangelio? ¿A hacer nuestra, la alegría radical del pesebre que incomoda a los poderosos y da esperanza a los humildes?

Acerquémonos al Misterio que nos trae esta Navidad, entremos en él, dejemos que transforme nuestra vida y la de los demás. Dejemos que la luz del Niño de Belén ilumine nuestras oscuridades. No es solo una invitación, es una llamada urgente y el momento es ahora. El Niño del pesebre no nos espera como espectadoras/es, busca discípulas/os.

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(Por Raquel Zaffaroni)

CONTEMPLANDO EL PESEBRE VIVIENTE

Este año estamos en el clima de una Iglesia Sinodal, donde estamos todos invitados a ser corresponsables, protagonistas, no espectadores. No queremos vivir la representación del pesebre desde el banco, por eso, podemos preguntarnos con qué personaje nos estará invitando el Espíritu Santo a identificarnos, y trataremos de entender qué significa cada uno.

Los Ángeles

¿Quiénes son? Son los que viven y comparten la alegría de contemplar a Dios. Si alguna vez disfrutamos, fuimos sorprendidos por un paisaje hermoso, por una música maravillosa, podemos imaginarnos cómo podemos sentirnos cuando contemplamos algo de Dios, que es lo más hermoso que podemos imaginar. Nos estará invitando el Espíritu a pasar más tiempo con Él, no sólo en sus cosas, contemplando, alabando, por lo que Él es, ¿más allá de lo que nos da? También los Ángeles son mensajeros de Dios para distintas cosas. En este caso Gabriel, para anunciar Buenas noticias. No puedo anunciar una noticia de la que no me he enterado… ¿Cuál es la Buena Noticia que podemos anunciar? Que Dios nos ama, así como somos, que se preocupa por nosotros, que Jesús, murió y resucitó, vino a salvarnos y a contarnos cómo ser felices, y que nos regala su Espíritu, cuando se lo pedimos.

María

Cuando se hace un Pesebre Viviente todas quieren ser María. Podríamos escribir libros sobre Ella. Pero en algunos pesebres vivientes, se arranca con el antecedente de la preparación al nacimiento, la Anunciación, la Visitación, el sueño de José… ¿Cuál fue la historia de amor que Dios fue tejiendo con nosotros y entre luces y sombras nos trajo hasta aquí?

En la Anunciación, unas pocas palabras clave: María es la que escucha, la que intenta comprender el sueño de Dios sobre su vida, y acepta cumplirlo a pesar de los riesgos. Es la mujer de la confianza. ¿Quién se anima a decirle a Dios hoy “mira, no tengo muy claro cuál es tu invitación para mí, pero desde ya te digo que SÍ a lo que sea, dame luz para verlo, y fuerza para cumplirlo”…?

Visitación

Acá María es la apurada para ayudar atenta a las necesidades ajenas. Apenas se entera de que su prima está embarazada, se pone en camino. Al llegar transmite la alegría de la presencia de Jesús en lo simple de la vida, en un saludo. Y canta con alegría las maravillas que Dios ha hecho en ella, y en la historia de la humanidad. Cada uno de nosotros podría escribir hoy su propio magníficat…

Isabel

Una mujer que viene de haber fracasado en su búsqueda de ser fecunda, de ser feliz, pero finalmente esa esperanza no se ve defraudada y Dios le regala la maternidad que parecía que no iba a llegar, es testigo de que no hay nada imposible para Dios. ¿Qué buenos deseos tengo para renovar hoy mi esperanza de que Dios pueda cumplirlos? Pero también es la mujer inspirada por el Espíritu Santo, que sabe comprender lo que le pasa al otro, y que es humilde, y sabe alegrarse por las cosas buenas que le pasan a los demás.

José

José es el varón del silencio, de la escucha, pero de la acción valientemente obediente a los pedidos de Dios. Es el custodio, eficaz y humilde de María y Jesús. Es el que sabe preparar el establo (y también nuestro corazón) para recibir a Jesús.

Los pastores

Viven al día, duermen al raso, no son ricos, ni valorados por la sociedad, pero son responsables de la seguridad de las ovejas, son los que cuidan, acompañan, buscan alimento y abrigo, como hacen con sus hijos la mayoría de los papás y mamás en la tierra.

Pero también son los que reciben la Buena Noticia, la creen, y se ponen en camino.

Los magos

Son los que buscan, no tienen todo claro, pero se mueven, peregrinan, cuando se pierden preguntan, buscan ayuda, y siguen buscando…Y son también los que traen regalos a Jesús.

La Estrella

Es la que conduce a los magos a Jesús, les muestra dónde y cómo encontrarlo. Permaneciendo junto a Él, señala el camino.

El burro

Es el que carga sobre sí, a María y a Jesús dentro. No elige por dónde ir, ni a qué velocidad, ni cuándo detenerse. Se deja conducir… ¿Puede el Espíritu conducirnos con esa docilidad de nuestra parte? ¿Cargamos en nuestro corazón a nuestros hermanos y se los presentamos a Dios en nuestra oración de intercesión?

El buey

Parece que no hace nada más que estar… dar el calor de su presencia para mitigar el frío… María al pie de la cruz, sólo podía estar. A veces, junto al que sufre no hay otra cosa para hacer que acompañar en silencio, pero qué importante es la presencia, la compañía, que sana la soledad.

Quizás contemplando el pesebre, como un momento de la historia de salvación, podemos agradecer esa constante presencia amorosa de Dios en nuestra historia y dejarnos sorprender por su llamado a seguir creciendo en comunión con Él, y con sus otros hijos, nuestros hermanos.

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Invitación a una instancia de oración/celebración

El Equipo de Espiritualidad ha preparado una celebración para que podamos realizar en cada comunidad local cuando le sea posible. La misma, es parte del proceso de reflexión y trabajo que vienen realizando y que, como verán, como ellos mismos nos lo explican.

Junto con la pauta para la celebración, enviamos aquí el link donde se encuentran categorizadas las prácticas que fueron compartidas en el encuentro internacional de diciembre del 2023, en las cuales vamos reconociendo como expresamos nuestro ser CMCR.

Subsidio Espiritualidad

Síntesis Prácticas Espiritualidad

En vísperas al año jubilar

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Nos gustaría hacer un llamado especial para quien/es quiera/n celebrar de manera diferente este año jubilar realizando una experiencia misionera en Amazonas (mínimo 3 meses) o en Roma (mínimo 6 meses o para quienes no tengan ciudadanía europea 3 meses).

Y pensando en la entera comunidad, le hemos pedido al Equipo de Espiritualidad de la Resurrección, que proponga alguna forma de vivirlo y celebrarlo en conjunto durante el 2025.

Por otro lado, nos unimos en oración para alentar a los jóvenes, especialmente de Viña del Mar, quienes están realizando actividades y preparándose para viajar al Jubileo de los jóvenes en agosto del 2025.

¡FELIZ NAVIDAD y BUEN AÑO 2025!

Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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   “Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, ¡hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.» Pero él no le respondió palabra.

   Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.» Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»

   Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.»

   Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.”

Mt 15, 21-28

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Un llamado a la comunión en la diversidad

Vivimos en una época en la que las diferencias culturales, religiosas y sociales están más visibles que nunca. Las distancias entre grupos y comunidades se acortan a través de la globalización, pero también emergen tensiones y desafíos derivados de convivir en una sociedad pluralista. Este es el escenario que enfrentamos, y al que el pasaje de la mujer cananea nos sigue invitando a reflexionar desde una perspectiva profundamente humana- espiritual.

El encuentro entre Jesús y la mujer cananea no solo narra un encuentro y una sanación, sino también una transformación mutua. Jesús, inicialmente firme en su misión específica hacia "las ovejas perdidas de la casa de Israel," es desafiado por la fe de una mujer extranjera. Este diálogo, marcado por la perseverancia de ella y la apertura de él, no sólo cura a la hija de la mujer, sino que señala un camino de convergencia a partir de lo diferente.

En nuestra sociedad contemporánea, enfrentamos dos tentaciones extremas frente al pluralismo: una tolerancia pasiva que no se compromete ni transforma, y una intolerancia combativa que rechaza lo diferente, levantando muros en lugar de construir puentes. Jesús mismo nos inspira a buscar siempre la vía del encuentro auténtico, donde lo distinto no es visto como amenaza, sino como oportunidad para el enriquecimiento comunitario.

La clave está en la escucha activa y el diálogo genuino. Tal como Jesús permitió que la voz de la mujer cananea lo tocara, nosotras/os también estamos llamadas/os a dejar que las voces de quienes nos rodean –y especialmente de quienes son diferentes– desafíen nuestras certezas y expandan nuestras perspectivas.

En el contexto de nuestras comunidades, esta reflexión también nos interpela a nivel interno. ¿Cómo enfrentamos nuestras propias tensiones y diferencias? ¿Permitimos que nos lleven a la división o trabajamos por integrar nuestras riquezas diversas? La "catolicidad" –la unidad en la diversidad– es un ideal que nos compromete a buscar soluciones que no uniformen, sino que armonicen.

En la pluralidad de nuestro mundo, siempre podemos optar por un camino: el del Evangelio, el camino del amor que transforma corazones y sana las heridas.

El pasado 17 de noviembre marcó un nuevo paso en nuestro camino compartido como comunidad. En el primer encuentro de la Mesa de Trabajo sobre la Organización General

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de la CMCR, no solo dimos inicio a un diálogo profundo, sino que reafirmamos el valor de nuestra diversidad y nuestra capacidad de escucharnos desde la fraternidad.

Este encuentro no fue un simple ejercicio organizativo; fue un espacio para reconocer que la riqueza de nuestra misión reside en la integración de múltiples perspectivas. Cada comunidad local, con su contexto único, aporta una pieza esencial al mosaico que es la CMCR. Estas reflexiones nos ayudan a discernir cómo podemos seguir avanzando juntas/os, fortaleciendo nuestra identidad y reinventándonos ante los desafíos actuales.

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Volvemos a proponer para nuestra lectura orante, la figura de la cananea, esta vez ayudadas por Dolores Aleixandre, para acompañarnos aún más al diálogo, al encuentro con el/la diferente y a la riqueza que ello puede implicar

Vivimos en tiempos de afirmación del pluralismo. Es un fenómeno que ha existido siempre: grupos y personas individuales con visiones distintas de las cosas y formas diversas de vivir. Hoy eso está acentuado y cada grupo procura afirmar su identidad a partir de lo que le es propio, diferente de los demás: pluralismo de cultura, grupos étnicos, ideas, religiones...

El pluralismo puede crear, por un lado, una humanidad más capaz de convivir, pero también le amenazan dos peligros:

1. El de una tolerancia pasiva (dejar pasar, dejar ser, dejar estar...) que lleva a la desintegración, al individualismo o a la autocomplacencia total y que no se deja cuestionar por lo diferente.

2. Otro peligro es la intolerancia combativa: sólo mi grupo tiene razón y está en lo cierto, y todos los que no coincidan con él están equivocados. Esta aparente tendencia unificadora destruye la comunión porque no tolera lo diferente. El igualitarismo no crea comunión: masifica.

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El personaje de la mujer cananea subraya en su comienzo la distancia entre el judío Jesús y la mujer: él ha sido enviado solamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel y ella no pertenece a ese grupo sino a "los otros". Los gentiles excluidos de la Alianza. Pero la actitud de ella, su confiada existencia, hace avanzar el diálogo, acorta las distancias, rompe las diferencias y la resistencia primera de Jesús se disuelve ante la fe de la mujer. Ambos encontraron los que les hacía "concordes".

Al crear el mundo, Dios introdujo el "principio separación": desde entonces la comunión se crea a partir de lo diferente, no de lo igual. Se crea dialogando, colaborando en el contexto de una vida en común, entrando en un dinamismo enriquecedor de intercambio con lo diferente. La comunión se hace por la convergencia: cada grupo crece a partir de las propias raíces, integrando las riquezas que le aportan los demás.

Catolicidad significa "pluralidad en la unidad". Una antigua profesión de fe trinitaria dice que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son "concordes en la Trinidad". Es decir, que son concordes precisamente en lo que los distingue.

La mujer cananea no se cansó de insistir, de permanecer, de seguir luchando y expresando su inquietud. Y Jesús fue capaz de dejarse convencer, de entender sus razonamientos, de admirar su fe y de transformar su postura inicial. Al final, habían llegado a ser "concordes en la diversidad". Y el resultado fue una niña rescatada de las garras del enemigo, una mujer cananea feliz por haber alcanzado la sanación de su hija y un judío, Jesús, que descubrió la revelación de que el Padre, a través de aquella mujer extranjera, le confiaba una misión que alcanzaba al mundo entero.

Dolores Aleixandre, Contemporáneas de hace veinte siglos.

  • ¿Cuáles son hoy los gritos de mi corazón? ¿A quién los confío?

  • ¿Cuáles son los gritos de mis hermanas/os? ¿Qué me produce escucharlos? Cómo reacciono ante ellos: ¿respondo enseguida, callo, huyo…? ¿Cuál es mi actitud “predominante”?

  • En la oración podemos contemplar el “camino”, la transformación de Jesús. ¿Qué me dice esto?

  • Dolores A. describe 2 modos errados de afrontar las diferencias: la tolerancia pasiva (dejar pasar, dejar ser, dejar estar...) y la intolerancia combativa. ¿A cuál de estos tiendo más? ¿En qué circunstancias? ¿Cuál podría ser la alternativa?

Jesús,

Tú que escuchaste el clamor de la mujer cananea,

que permitiste que su fe te transformara,

enséñanos a detenernos ante los clamores de nuestro corazón

y ante los de nuestras hermanas y hermanos.

Danos oídos atentos y corazones abiertos,

para acoger a quienes sufren sin indiferencia,

para actuar con amor y no con temor.

Líbranos de las trampas de la pasividad que deja todo igual,

y de la intolerancia que levanta muros y hiere.

Guíanos, en cambio, hacia la alternativa de tu Evangelio:

el diálogo sincero, el encuentro auténtico 

y esa misericordia que nos transforma a nosotros

y a quienes están a nuestro lado.

Señor, transforma nuestro camino como transformaste el tuyo,

para que podamos ser signo vivo de tu amor, 

un amor que acoge, sana y se entrega.

Para la oración, nos pueden orientar estas preguntas:

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Mesa de diálogo CMCR

El domingo 17 de noviembre dimos inicio a la Mesa de reflexión/trabajo, en el cual iniciamos el diálogo sobre la Organización General de la CMCR. Partiendo de lo trabajado y recogido por cada comunidad local respecto a la organización, poniéndonos de acuerdo en cuanto al objetivo, la modalidad de trabajo y orientarnos hacia la próxima reunión. Fue un espacio interesante de reflexión y de rico compartir fraterno.

En la próxima reunión (fijada para el 22 de diciembre) se integrará Chaca Silva de Uruguay.

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Próxima Comunicación: Informamos que la Comunicación de diciembre, por ser la Fiesta de Navidad, llegará anticipadamente el día 20.

Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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“Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo:

«¡Ten piedad de mí, Señor, ¡hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.»

Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.» Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»

El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»

«Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.”

Mt 15, 21-28

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Leemos el texto viendo las actitudes de la mujer, de los discípulos y de Jesús. Leyendo atentamente notamos que:

  • la mujer cananea se acerca a Jesús en un estado de vulnerabilidad, pidiendo ayuda para su hija. Su humildad y apertura revelan que, a menudo, el diálogo más genuino ocurre cuando nos permitimos ser vulnerables y sinceros con los demás y con Dios. La vulnerabilidad no es debilidad, sino una puerta a la autenticidad y a la conexión profunda. El diálogo generativo requiere que nos presentemos con honestidad, sin miedo a mostrar nuestras necesidades o fragilidades.

  • la mujer llega a Jesús con humildad; ésta es otra clave en todo diálogo. El verdadero diálogo no es sólo hablar, sino estar dispuesto a aprender del otro. El diálogo, cuando es encuentro, no busca sólo resolver problemas, sino construir puentes y generar comprensión mutua. Como en el caso de Jesús y la mujer cananea, el diálogo puede transformar las relaciones y llevar a una mayor comunión.

  • Jesús guarda silencio ante la primera petición de la mujer cananea. Este silencio puede parecernos desconcertante, pero es una parte del diálogo. El “escucha” en silencio antes de responder. Este modo de escuchar es fundamental en todo diálogo generativo. A veces, nuestras conversaciones se centran en hablar y no en escuchar. El silencio, tanto de Dios como en nuestras conversaciones humanas, es a menudo un espacio para la escucha profunda, la reflexión y el crecimiento.

Nos pueden ayudar estas preguntas para reflexionar, a la luz del ejemplo del evangelio:

  • ¿Qué papel juega la escucha activa en nuestra vida personal y comunitaria?

  • ¿Estoy dispuesto/a a escuchar, incluso cuando la otra persona parece "extraña" o me desafía?

  • ¿Escucho realmente a los demás, o sólo me preparo para responder?

  • ¿Qué puedo aprender del modo en que Jesús escucha y responde?

  • ¿Soy capaz de valorar el silencio en mis diálogos con los demás, o siento la necesidad de llenar cada momento con palabras?

  • ¿Estoy abierto/a a escuchar verdaderamente a mis hermanos/as, incluso cuando no estoy de acuerdo con ellos/as?

  • ¿Soy lo suficientemente humilde para reconocer mis propias limitaciones en el diálogo?

  • ¿Cómo puedo dejar de lado el orgullo o el deseo de tener siempre la razón en mis conversaciones para abrirme al crecimiento mutuo?

  • ¿Estoy dispuesto/a a ser vulnerable en mis conversaciones con los demás y con Dios?

  • ¿Cómo puedo crear un espacio seguro para que los/as demás también puedan ser vulnerables en sus diálogos conmigo?

Jesús, enséñame a escuchar con un corazón atento y dispuesto. Ayúdame a acoger con compasión y apertura las voces de aquellos/as que me rodean, para que el diálogo sea un verdadero espacio de encuentro y sanación.

Señor, dame un corazón humilde y abierto, que no busque dominar en el diálogo, sino crecer en la verdad y el amor compartido.

Señor, dame la gracia de ser vulnerable en mis relaciones, tanto contigo como con los/as demás. Que, en mi apertura, pueda encontrar fuerza y profundizar en el amor y la comprensión mutua.

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Organización General CMCR: les comunicamos los nombres que hasta ahora hemos recibido de parte de las comunidades de quienes compondrán, por el momento, -junto al ECG- la mesa de trabajo/diálogo/reflexión sobre la Organización general de nuestra comunidad. En la medida en que sea posible, iremos integrando a las demás comunidades. El equipo está inicialmente conformado por:

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Agradecemos la disponibilidad de cada una/o de ellos y nos comprometemos a rezar por este importante paso.

Continuamos caminando en la Prevención y Cuidado:

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El 6 de octubre participamos de un encuentro formativo CMCR. En esa ocasión, el equipo de prevención de abusos nos compartió el trabajo que han venido realizando en la elaboración del Protocolo de prevención y cuidado de nuestra Comunidad general.

En el Protocolo un instrumento fundamental es la creación de un ‘equipo de escucha’, receptor de las posibles denuncias. Ese equipo estará formado, en principio, por una persona referente en cada presencia nuestra, ellas son:

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Les agradecemos desde ya la disponibilidad manifestada para asumir este importante y delicado servicio comunitario.

Además, les compartimos que el equipo de prevención entrará en contacto con los referentes y responsables de los diversos proyectos locales orientados específicamente a niños, niñas y adolescentes (NNA), de modo de terminar de pensar y escribir el código de conducta de cada comunidad local. Agradecemos también desde ya a cada persona que colaborará en este proceso de elaboración a nivel local. ¡Ánimo!

Virginia M. termina su experiencia en Amazonas

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El domingo 27 de octubre, parte María Virginia de regreso a Uruguay. Agradecemos estos años de construcción compartida, de entrega en esas tierras del Amazonas y la generosidad y pasión misionera que ha vivido. Le pediremos que nos cuente su experiencia en la próxima comunicación.

Eva y Majo en Amazonas

Dejamos por aquí el compartir de Eva, quien junto a María José, tuvo la oportunidad de conocer nuestra presencia en Amazonas durante algunas semanas.

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Me llamo Eva, soy esposa y madre enamorada de la misión. He tenido en mi vida el don de poder vivirla en varios contextos y con mil matices.

Un momento crucial fue la misión en Angola.

En Luanda realicé mi servicio educativo con los niños de la calle en lo que era uno de los barrios marginales más grandes de África. Al regresar a Roma conocí a mi esposo Daniele, con quien partí para otra experiencia en Angola y terminé mis estudios en "educadora comunitaria" con una tesis sobre la Capoeira como método educativo para los niños de la calle en Luanda. Nos casamos y acogimos a nuestras tres hijas, Elisa, Sara y Anna. ¡También la familia es una gran y hermosa misión!

En estos años de cuidado de las niñas, siempre he pensado en profundizar esta vocación misionera para luego transmitirla a mi familia. Y así fue como en la primavera de este año, en un día de abril, la vida quiso sorprenderme una vez más. Bastó una llamada para decir SÍ, y aquí estoy en la Amazonía con María José, monja misionera y amiga de larga data, una persona muy especial para mí.

Esta vez, sin embargo, me llamaron a una misión diferente. Partí como referente del país para comprender las necesidades y ayudar al desarrollo de la misión en la pequeña ciudad de San Antonio de Içá, situada en el corazón de la selva.

¿Cómo contar las emociones, sensaciones y pensamientos que se agolpan en la mente? Definitivamente siento una gran falta de casa y de la familia. Pero me siento profundamente en comunión con mis seres queridos a pesar de estar tan lejos. El sentimiento más fuerte que quiero compartir con ustedes es el de la gratitud. Mi vida tiene signos muy fuertes que se repiten constantemente y de manera maravillosa. Aquí en la Amazonía estoy encontrando rostros marcados por historias de una humanidad abrumadora en un contexto natural hermoso y desgarrador. Frente al espectro de la destrucción del paraíso por especulaciones económicas en beneficio de quienes se creen "dueños del mundo". Pero hablaba de la gratitud. ¿Quién soy yo para ser digna de recibir todo este amor? ¿Por qué precisamente yo? Estoy agradecida al Creador por este inmenso don que es la madre Tierra. Agradezco al Creador por el cielo, por el agua de estos ríos que parecen mares, por sus habitantes, compañeros de viaje. Estoy agradecida por los niños y su alegría. Estoy agradecida por la sabiduría de los ancianos. Estoy agradecida por las hermanas misioneras que me acompañan. Estoy agradecida por mi familia que piensa en mí y reza por mí. Estoy agradecida por los amigos que generosamente me apoyan en esta aventura. Estoy agradecida por mi vida. Siempre he buscado el sentido, investigando en la intimidad de mi alma, para descubrir que el sentido es poder hablar con una persona aparentemente distante, acoger la tristeza y secar las lágrimas de quien se siente abandonado, alegrarse haciendo que los corazones latan al unísono, contemplar una puesta de sol impresionante desde un bote que se desliza lentamente. En pocas palabras, el sentido es sentirse siempre inmerso en un gran torbellino que es la vida, pero con la mirada puesta en el Amor. Esto es lo que estoy aprendiendo una vez más en la Amazonía.

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Servicio Civil en São Leopoldo: El viernes 18 de octubre por tercer año consecutivo llegaron a la comunidad de São Leopoldo los ‘voluntarios de servicio civil’: Alessandra, Fabiana, Délia y Paolo. Nos alegramos una vez más por la riqueza y vida que trae esta experiencia.

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Silvia: el martes 22 de octubre, llegó a la comunidad de São Leopoldo Silvia Efficace, quien pronto dará inicio en esa comunidad, al primer año de Noviciado/consagración. Rezamos por ella, por la comunidad de São Leopoldo que acompaña ese proceso de discernimiento y por Ale M y Laura H que la acompañarán como equipo de formación.

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Este breve pasaje del profeta Isaías es clave para entender el corazón de la misión.

 

Somos Invitadas/os a leer el texto varias veces, poniendo particular atención al versículo final. Dejemos que las palabras y las imágenes nos resuenen dentro. ¿Qué siento al escuchar esta llamada? ¿Cómo me interpela la disposición de Isaías al responder sin dudar?

 

Isaías está triste ante la muerte del rey Ozías y recibe esta visión extraordinaria de Dios. Siente que todo tiembla y se quema (aunque él sólo percibe el humo). En medio de tanta confusión, ruido y temor, como a veces nosotras/os también nos encontramos, Isaías recibe una palabra de Dios. Él escucha esta llamada, esta invitación a participar en su misión de salvación. Y su respuesta es inmediata y generosa: "Aquí estoy, envíame a mí".

Este acto de entrega total del profeta, nos invita a reflexionar sobre nuestra propia disponibilidad para la misión. ¿Cómo está mi disponibilidad ante el llamado de Dios? ¿Cuáles son las barreras que a veces me impiden responder con generosidad y prontitud?

Quizá las situaciones del mundo en que vivimos; el miedo, las inseguridades o la falta de confianza en uno mismo, paralizan. Sin embargo, el llamado de Dios no se basa en nuestras capacidades, sino en su gracia: hay un “serafín” que viene a sostener nuestra debilidad, a recordarnos que fiel es el que nos llamó y es Él quien lo hará.

 

Hoy se nos invita a meditar nuestra escucha y disponibilidad a la voz de Dios, en las circunstancias concretas de nuestra vida. ¿Qué me dice? ¿A qué me llama? Cómo y en qué puedo decirle "Aquí estoy, envíame a mí"

Contemplemos unos minutos en silencio, la disposición de Isaías ante el llamado de Dios. Imaginando el diálogo entre él y el Señor: Isaías escuchando, sin saber exactamente cuál será su misión, responde con fe y confianza.

Que este diálogo nos inspire en el silencio de nuestro corazón y podamos oír cómo Dios me llama y me pregunta: "¿A quién enviaré?"

Podemos cerrar nuestro momento de oración diciendo:

Señor, hoy me pongo ante Ti con el corazón dispuesto.

Como Isaías, escucho tu llamada a ser tu enviada/o, a llevar tu Palabra al mundo. A veces siento miedo o inseguridad, pero sé que contigo todo es posible.

Te pido que me des la generosidad, el valor y la fortaleza

para decirte cada día: "Aquí estoy, envíame a mí". Amén

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Isabel de Ain Karem y María: relaciones que hacen crecer

Lucas 1, 39-45: «Bendita tu vida»

A la sombra del encuentro entre María e Isabel, contemplando su modo de visitarse, tomamos

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conciencia del tejido relacional que conforma nuestras vidas. Es un tiempo para orar las relaciones, para ver las que necesitamos todavía seguir colocando bien y aquellas que se han dañado y quisiéramos reparar. También para agradecer las relaciones que nutren nuestra vida. Traer al corazón a las personas significativas que nos han hecho gustar del agua del amor en nosotras y sus efectos buenos. Recoger su cosecha para poder ofrecerla, recolectar pequeños gestos de cariño, de escucha, de confianza, de paciencia… que han tenido con nosotras/os.

Después de ser sorprendida por un anuncio que la desbordaba, María se pone en movimiento. Se encamina hacia Ain Karem, a visitar a su pariente Isabel. Las dos engarzan sus vidas en esa cadena de mujeres cuya carencia y vacío serán visitados y posibilitados por Dios.

Afirmarnos mutuamente. Las dos mujeres se encuentran en distintos momentos vitales: Isabel, en la tercera etapa de su vida; María, casi en la primera. La una, estéril y anciana; la otra, joven y célibe. Ambas, portadoras de una vida mayor que ellas mismas, conocedoras del misterio que crecía en su interior.

    Debido a su embarazo, las dos se encuentran fuera de la norma social, de lo establecido. Isabel es demasiado mayor para concebir, y María está embarazada sin mediar matrimonio. Ambas debieron sentir no sólo alegría en el abrazo, sino también la conmoción y las dudas ¿Qué va a ocurrir? ¿Cómo nos las vamos a arreglar?

    Se aceptan la una a la otra en el momento en el que están, en la situación que atraviesan; se reconocen y se confirman, lo cual establece un vínculo entre ellas. María e Isabel se afirman mutuamente. No juzgan ni valoran en función de lo que la sociedad considera correcto o incorrecto. Comprenden lo que significa para cada una de ellas el que algo nuevo esté creciendo en su interior. Una vez que han compartido lo que les oprimía el corazón, ambas se sienten fortalecidas. Gracias a Isabel, María ve desde una nueva perspectiva el bien que Dios le ha hecho. Sus dudas y sus miedos se han transformado en alegría, y ella puede expresarlos abiertamente.

María no va solo a servir a Isabel; necesita que esta, desde su experiencia le diga: «Adelante, que eso es de Dios». Necesita que Isabel la confirme y la bendiga. Y, a su vez, Isabel necesita agradecer el sueño de Dios que las dos comparten y hacen posible. Estas mujeres son un icono preciosísimo para cultivar las dimensiones del diálogo intergeneracional y la necesidad que tenemos de diálogo en todas las vertientes de la vida, entre las culturas, entre las diversas tradiciones espirituales. Ellas nos conducen a agradecer la capacidad femenina que hombres y mujeres tenemos de transparentar el Misterio, de despertarnos unos a otros esa Vida adentro cuyo sabor reconocemos.

    Cada una se convierte en matrona, en partera de la otra; desde sus distintos momentos vitales, se van a ayudar a esperar y a pasar el proceso del alumbramiento, diferente para cada una porque son diversas las etapas que viven. En la vida nueva que se está gestando en ellas, en el secreto, alientan al unísono para traer al mundo algo de Dios que estaba oculto. Las dos saben de espera y de dolores de parto. Decía una comadrona experimentada: «Algo no puede nacer sin que otra cosa tenga que morir antes para dejar espacio». La obstetricia es el arte de saber esperar.

    El parto no es un hecho aislado, y se dan en él la contracción y la relajación, el dolor y el placer, la posesión y el desprendimiento, la tristeza y la alegría, el miedo y la confianza. Me impresionó ver que todo esto que la matrona menciona como momentos del parto, del alumbramiento, son momentos de nuestra vida, de nuestras relaciones. Todas/os nos reconocemos ahí.

Reencender la vida: Las dos embarazadas se saludan y, cuando se encuentran, cada una de ellas se hace consciente del misterio de su propia vida. En el seno de Isabel el niño salta de alegría. Ella entra en contacto con la imagen auténtica que hay en su interior, y María estalla en un canto de alabanza a Dios por la acción que está llevando a cabo en ella y en su pueblo. María intuye que Dios, con su acción, transforma las relaciones que establecen y desean preservar los poderosos de este mundo. María reconoce en Dios al gran transformador.

Sola en un monte y sin más oyentes que una anciana y dos criaturas aún por nacer, María canta lo que Jesús proclamará abiertamente años después: «El Espíritu me ha ungido… para liberar» (cf. Lc 4,16). Canta lo que Dios hace en la historia sirviéndose de los pequeños, su revolución de amor. María e Isabel intercambian lo que son y lo que Dios ha ido haciendo en ellas: en sus cuerpos se oculta el poder de Dios, que se manifiesta en las personas ancianas, como Isabel, en los no nacidos, en las madres solteras y en los pobres.

Todos los iconos que a lo largo de la historia recogen esta visita, este saludo, nos presentan a las dos mujeres vinculadas, unidas por un abrazo, por un beso, por una misma alegría. «Dichosa tú, feliz, porque la promesa en la que has creído se realizará» (Lc 1,45), sea cual sea el modo en que se manifieste. Necesitamos decirnos esta bienaventuranza unas/os a otras/os y reencender nuestra vida, reencender nuestras risas.

La risa compartida puede ser una risa que caldee el ánimo, que genere ambientes de espontaneidad y amabilidad, de aceptación de la vida. La risa tiene siempre un componente agregador. El pleno ejercicio de la risa solo es posible en compañía. Las madres sonríen a sus hijos cuando los despiertan por la mañana y cuando se han hecho daño, para que no se preocupen. Aprenden a emplear su risa y su sonrisa como remedio curativo.

La vida, cuando se vive a fondo, desarrolla sus componentes de alegría, de gratuidad, de generosidad. La risa y la gratitud son buenos medidores de nuestros modos de vivir. ¿Solemos compartir momentos de reírnos juntas/os en la comunidad, en la familia?

Reencender la risa significa querer hacer felices a las personas con las que vives en casa, significa que te importan, que tu relación con Dios pasa por tu relación con ellas, por los vínculos que establecemos. Significa que conocemos el perdón y el abrazo y significa, también, que podemos hacernos valer unas a otras, unos a otros, en nuestra vida en comunidad, como Isabel y María se hacen valer mutuamente; que podemos despertarnos lo mejor. La risa se vuelve sagrada cuando es capaz de encender otro rostro. Es uno de los muchos nombres del Espíritu grabados en nosotros.

Celebrar la amistad ¿Qué tipo de historia quiero vivir yo en la comunidad? ¿Una historia desde el ego o desde el alma? «La comunidad es resultado del encuentro recíproco interpersonal. Trato a una persona como tú, y la otra me trata a mí como tú. Se da el respeto, el cariño, el querer el bien. A cualquier persona, por deteriorada o marginada que esté, siempre la puedo tratar como persona; pero es posible que la otra persona pueda tener tantas heridas, pueda tener su yo tan destruido, que en ese momento no puede tratarme a mí como un tú, y no puede darse comunidad» (F. Carrasquilla).

María e Isabel fueron mujeres de risas amplias y también lo fueron de ojos grandes. Mujeres que contemplaron en el revés de la historia y de sus vidas, el paso sin precedentes de Dios, la bondad oculta de la existencia. Nos muestran una manera de vivir que abre al don del encuentro, que abre posibilidades a nuestro ser:

«Agradecer y cuidar las/os amigas/os del alma que hacen emerger en nosotras/os la ternura, el gozo, la bondad, las ganas de vivir; que nos ayudan a vivir más esponjadas/os. No supone menor fidelidad a Dios, sino que nos capacita para vivir y resistir vivas en medio de situaciones de muerte y conflicto. Nos despierta la generosidad, la gratuidad… y otras zonas oscuras que pueden estar dormidas o esclerotizadas. Esta riqueza nos capacita para tener una presencia humana y humanizadora allí donde es más difícil sostenerla. Es importante armonizarlo con nuestra personalidad. Armonizar nuestras relaciones. Las personas necesitadas tienen derecho a que nos acerquemos a ellas con ternura, con bondad… Necesitamos caer en la cuenta de las cosas que están brotando y de las que necesitan ser cuidadas, tanto en mi vida como en la de los demás. No podemos ser felices solas/os».

Para que el amor permanezca vivo necesita cercanía y distancia, como el acordeón. Necesitamos un balance equilibrado entre el yo y el nosotros, entre autonomía y vínculo, entre dar y recibir. Necesitamos nuestro espacio, nuestra libertad para poder vivir lo que es importante para nosotras/os. Solo cuando una/o puede retirarse, también se está a gusto con nosotras/os. La afirmación de los propios límites crea relaciones sanas.

Por haber amado ya no eres la misma, el mismo. No nos cambian las ideas ni los conceptos; nos transforma el amor que experimentamos. Y nos hace bien recoger su paso. Tomarnos el tiempo para agradecer las visitas, esas visitaciones que hemos experimentado en los últimos años. Orar nuestro tejido relacional, los encuentros, la amistad, los rostros que nos han acompañado y nos sostienen en nuestra vida.

 

Orar nuestras relaciones con Isabel y María

 

Vamos a contemplar el icono de la Visitación para aprender de estas dos mujeres.

Isabel y María se hacen valer mutuamente y se despiertan lo mejor. Vivieron una historia de agradecimiento y de liberación, se encontraron desde el alma, desde lo más hondo de cada una. Ellas nos ayudan a preguntarnos: ¿Qué tipo de historia relacional quiero vivir yo? ¿Una historia desde el ego o desde el alma? Porque hay maneras de relacionarnos que nos conducen más «al fin para el que hemos sido criados».

 

Lucas 1,39-45: María se fue presurosa por la montaña a visitar a su prima Isabel, la saludó, quien la llamó bendita y dichosa…,

 

¿Cómo son mis modos de saludar?

¿Qué tipo de saludos doy y recibo?

Contemplo mis relaciones: Las personas que tengo cerca, las que están lejos. Agradezco las relaciones que han nutrido mi vida en este último año.

Traigo al corazón a las personas que me han hecho gustar del agua del amor y sus efectos buenos. Recojo su cosecha en mi vida: pequeños gestos de cariño, de escucha, de confianza, de paciencia… que han tenido conmigo a lo largo de este último tiempo. Agradecer la oportunidad que he tenido de hacerme yo también cauce para otros de ese amor transformador.

En una hoja en blanco voy anotando nombres. Los nombres de las personas significativas en mi vida, las que lo fueron en su momento, las que lo siguen siendo ahora…

 

▶ Elige interiormente a aquellas personas con las que quieres encontrarte en este tiempo de una manera distinta, de una manera nueva…

¿Qué viajes me siento invitada a hacer?

 

▶ Acaba convirtiendo en petición Col 3,12-17:

«Revístenos, Señor, de entrañas de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia… Revístenos de Tu amor para poder vivir juntas». «Señor, te entrego totalmente mi capacidad de relación con las personas y las cosas para que tú la transformes por la fuerza de tu Espíritu…»

 

Mariola López Villanueva, Ungidas.

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Fede regresa a Venezuela a compartir la misión con la CMCR desde allí. Él nos comparte:

Querida Comunidad, quiero compartir con ustedes la experiencia en este mes que cumplo de regreso a Caracas luego de algún tiempo viviendo en Colombia.

Ha sido un tiempo que por gracia de Dios he podido vivir con más confianza y con la alegría del reencuentro, de estar acompañado por la comunidad. Un tiempo de seguir dejándome sorprender por el Señor.

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Admito que tomar la decisión no fue fácil, siento que fue tomada a lo largo de un tiempo, estando también acompañado, donde pude preguntarme y buscar respuestas a ¿qué busco?, ¿a qué me llama el Señor? Buscando respuestas a ese constante deseo de estar "más cerca".

El último encuentro internacional de la CMCR también tuvo mucha importancia en esta búsqueda de respuestas. Por lo que para mí es otra razón más para agradecer por la comunidad, por el encuentro, por la generosidad y por la acción de Dios para que, en concreto, pudiera participar.

Tratando de responderme, ¿qué es lo que quiero?, aunque la respuesta seguramente aún esté en construcción, lo que busco es vivir con mayor entrega y servicio, por amor a Dios, dejándome amar por Dios para entregar de ese amor. Confiando, viviéndolo desde la fraternidad y acompañado en fraternidad.

Cuando pienso ¿dónde ha sido ese llamado?, o ¿dónde he ido entendiendo la verdadera felicidad, la amistad y fraternidad?, o el sentido a la vida o ir descubriendo el rostro de Jesús en los hermanos, todo me apunta hacia la Comunidad MCR; teniendo un lugar especial lo vivido en La Lira, en Dynamis y todo lo que desde ahí he ido viviendo a lo largo de los años compartiendo con ustedes CMCR.

Sigo descubriendo que tiene para mí mucho sentido vivir y participar presencialmente más cerca de la Comunidad que me ha ayudado a (re)descubrir a Jesús, desde las relaciones y los vínculos. Vengo con el deseo de compartir y trabajar en la misión de la comunidad de Caracas, tratando de vivir según su Evangelio, y desde ahí seguir encontrando las maneras de vivir como Misionero.

Como en el Evangelio, puedo reconocer que en el pasado he "visto" al viñador buscando "trabajadores"; una y otra vez buscando, que nadie se quede sin la oportunidad, quizás yo he encontrado distintas razones (excusas) para no decidirme... Gracias a Él, que no se cansa de salir a buscar, más recientemente, con la ayuda de ustedes, me doy cuenta que sigue la invitación que, en esta ocasión, acepto con alegría.

Aun cuando en Venezuela seguimos pasando por un momento difícil, esta vez producto de los acontecimientos más recientes relacionados con las elecciones, siento que lo vivo distinto, no queriendo decir que no me afecte, sino que sintiéndome acompañado, en las oraciones de muchos y confiando en el Señor, lo he podido vivir sin el desespero, desesperanza y desconsuelo que en el pasado he llegado a experimentar.

Este es el primer mes de regreso en Caracas, reconozco que está en construcción el modo de vivir con más fidelidad esto que he ido reconociendo, seguir descubriendo junto a ustedes el vivir desde la espiritualidad de la Resurrección; en definitiva, es dejándonos conducir por el Espíritu del Resucitado que nos lleva a vivir con más entrega y alegría. Sigamos teniéndonos presentes unos a otros en nuestras oraciones.

Gracias a cada uno-a por la generosidad, la fidelidad, la entrega, la amistad que nos hace tanto bien.

Que fortaleza me ha dado el sentirme en las oraciones de muchos/as.

Un saludo fraterno, con la alegría de seguir leyéndonos, escuchándonos, compartiendo, por este y otros medios. Federico Nagy

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Misión en Viña del Mar

Desde el 12 de julio hasta el 13 de agosto se realizó una misión internacional en la comunidad de Chile. Un grupo pequeño y solo de mujeres, rico en diversidad cultural, con la participación de tres jóvenes de Italia (Débora Roperto, Mergherita Roggi, Flavia Giacco), una de Argentina (Josefina Vera), a las que se unieron algunos jóvenes de la comunidad de Viña del Mar, especialmente dos chicas que por algunos días compartieron también la experiencia de vida comunitaria junto al resto (Aneis Beltrán y Florencia Jaraquemada). Con mucha simplicidad, alegría, pero también con trabajo esforzado, se fue conociendo y acompañando algunas de las familias afectadas por los incendios, compartiendo la cotidianidad en la escucha, la oración, el trabajo de reconstrucción, fundamentalmente en los sectores de Villa Independencia (Achupallas) y en la Población Argentina (Quilpué). Tuvimos la alegría de compartir algunos días de servicio en los Comedores 421 (La Matriz, Valparaíso) y en Reñaca alto. Compartimos jornadas de reflexión y peregrinación juntos a adolescentes y jóvenes de los colegios Seminario San Rafael e Hispano americano en los que trabajan varias hermanas. Tuvimos diversos momentos de encuentro con la CMCR local, en los que compartimos momentos de reflexión, celebración de cumpleaños, la eucaristía, momentos de oración, clases de italiano, momentos de formación, ricas oncecitas y mucho trabajo de embellecimiento del jardín de la casa. Esto, entre otras cosas, tanto para agradecer!

Testimonios

Aneis (Chile)

Me llamo Aneis, soy chilena y viví la experiencia misionera internacional Argentina-Italia-Chile, donde disfruté, aprendí, gocé y reí junto con Marghe, Débora, Josefina y Flavia. Para mí, esta experiencia fue muy enriquecedora, tanto espiritualmente como energéticamente. Pude conocer a las chicas, pero también compartir con ellas circunstancias de nuestro país y cómo hemos salido adelante.

 

Dentro de la misión, conocimos y escuchamos testimonios de vida impactantes que te hacen pensar que los privilegios que tienes día a día no los mereces. La vida del otro te hace querer dar la tuya para y por ellos. Acompañarlos, entenderlos y tener fe hace que la experiencia de vida se enriquezca. Esta experiencia me hizo darme cuenta de que somos muchas cosas, pero lo más importante que tenemos es el amor, que lo mueve todo. El amor hacia tu familia, amigos, compañeros y la vida hace que tu misión de vida sea más significativa al darla a los demás.

Por lo que esta experiencia me llena, sabiendo que mi propia gente, los propios chilenos, estamos y vivimos para el resto. También veo que los demás se dieron cuenta de ello y fueron parte del sentimiento de la gente unida, querién-

dose y acompañándose. En específico, me encantó conocer experiencias de perseverancia, esfuerzo, sacrificio y mucho, mucho amor. Me quedo con una sensación preciosa de poder conocer a mis italianas bonitas y seguir compartiendo con Josefina más experiencias misioneras.La vida se trata de compartir, y si podemos compartir la fe, nos daremos cuenta de que mueve montañas. Gracias por la experiencia, la recordaré siempre.

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Débora (Italia)

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Decidí emprender esta primera misión impulsada por el deseo de poder dar una ayuda concreta a aquellos que se encuentran viviendo una situación difícil, a causa de los incendios aquí en Chile. Durante este tiempo de permanecer aquí, tuvimos la oportunidad de hacer muchas cosas, de conocer personas extraordinarias y escuchar historias diferentes que me han tocado mucho. Cada una de ellas, me ha dejado alguna cosa que me enriqueció profundamente (amor, lazos de amistad y afecto). Comprometidas en actividades de acompañamiento, colaboración e intercambio, descubrimos realidades difíciles, pero también un sentido de resiliencia, fe, esperanza y coraje que une a estas personas; así como el profundo sentido de comunidad que los reúne.

Fue un mes sencillo y simple, lejos del ritmo acelerado al que estamos acostumbrados, que nos permitió redescubrir una vida        

humilde, estableciendo vínculos auténticos. Aprendimos a valorar la importancia y la calidad del tiempo que gastamos juntos, apreciando las pequeñas cosas.

Gracias a todas las personas que nos han acogido y por su generosidad. Gracias a toda la comunidad.

Josefina (Argentina)

“Entender que MI VIDA ES UNA MISIÓN, le da sentido a mucho de lo que vengo buscando, caminando y trabajando. La experiencia de misión en Chile no fue un hecho aislado de las demás experiencias, es solo seguir saciando la sed de Dios, es volver a reconocer el amor que Dios me tiene y me tuvo a lo largo de mi vida, es seguir abrazando mi historia.

 

(...) Desde entonces supe que no quería más que caminar cerquita de Jesús y de esta comunidad que me permitía sentirme en casa donde sea. Abracé y agradecí mi historia y el camino recorrido.

 

Y con esto digo SÍ, a participar de la misión en Chile porque me había propuesto conocer más de la comunidad y más de Jesús.

 

Fueron días de mucha confirmación de encuentro conmigo, de mucho crecimiento, pero también de verlo y sentirlo en todo, hay una frase de Borges, que dice: “He cometido un acto irreparable, he establecido un vínculo” ... Es imposible no establecer un vínculo después de ver está presencia de amor derramado, sin condiciones, tan gratuito. "Él me amó primero ¿Cómo no lo voy a amar? “.. decía Pascualita (una cocinera del comedor de la matriz) y confirmaba que no había error que impidiera este vínculo.

Confirme que yo no quiero otra cosa para mí vida, que amo esta comunidad, con sus diversas maneras de seguir a Jesús, pero una misma certeza; LA VIDA ES MÁS FUERTE QUE LA MUERTE y nuestra misión es anunciarlo.

Lo único que deseo hoy es que, aunque tenga la certeza de que este es mi lugar, no hay vacío que Dios no pueda llenar. Es que mis ganas de MÁS, de seguir compartiendo con otros, de profundizar más en este vínculo que me salva, no se terminen nunca.”

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Agendar: Próximo encuentro CMCR es el 6 de octubre

Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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Los textos evangélicos que nos relata el episodio de los discípulos atravesando “la tormenta en la barca” con un Jesús ‘dormido’ nos acompañó tanto en las visitas realizadas como en nuestro inicio de reunión presencial. Creemos que Él nos está invitando como comunidad a “cruzar a la otra orilla”.

En esta ocasión nos regalamos estos dos pasajes, para volverlos a pasar por el corazón, pero esta vez, que la imagen de la barca sea la comunidad CMCR general, o local. En ambos textos vemos que la iniciativa de esta travesía es de Él. En nosotros está el seguirle, el permanecer, el poner todo de nuestra parte para la travesía, y Él está, Él hace esta travesía con nosotros.

Marcos 4, 35 – 41 y Mateo 8, 23 – 27

Podríamos decir que la historia de la "travesía tormentosa" es una síntesis de la historia de nuestras vidas, de nuestras comunidades.

 

Seguramente las primeras comunidades cristianas, como todos nosotros/as hoy, se identificaron fácilmente con este grupo de discípulos en medio de una tormenta que sacudía la barca en la que viajaban. Con un Jesús dormido exige confianza absoluta, esperanza firme y capacidad para descubrirlo presente en su aparente ausencia. Cuando somos invitados por Él a la otra orilla, es posible que nuestra barca también se vea sacudida por las olas del miedo que nos hacen ver fantasmas, impidiéndonos reconocer al Señor Resucitado que duerme a nuestro lado.

 

Más allá del tiempo y el espacio en que nos encontremos, todos compartimos la misma hermosa y frágil naturaleza humana. Por eso, aunque las circunstancias que nos rodean son diferentes, y éstas ciertamente pueden favorecer o dificultar nuestro seguimiento de Jesús, reconocemos que los verdaderos obstáculos para vivir centrados en Él y comprometidos con su Reino no vienen de fuera de nosotros, sino que brotan de nuestro interior. Y el mayor de ellos es el miedo.

 

Los miedos acompañan nuestra vida cotidiana. Cualquiera que se pregunte honestamente: "¿a qué tengo miedo? - reconocerá sin duda una pequeña o gran lista de miedos que le habitan, frenando el flujo de su vida.

 

Miedo a los pasos de Dios y a los propios (sentido con mayor o menor intensidad); miedo a los extraños y a los amigos; miedo al futuro; miedo a lo diferente; miedo a tu cuerpo y a tus afectos; miedo a tomar decisiones; miedo a comprometerte; miedo a romper los lazos del pasado; miedo a lo nuevo; miedo a vivir y a morir, miedo a ti mismo. Una larga cadena de miedos, desde el primer aliento hasta el último, en esta tierra de sombras.

 

Sabemos que el miedo nos hace personas vulnerables a la manipulación. El miedo rompe el ritmo biológico y ataca los tejidos del cuerpo; nace en la mente, pero su influencia se deja sentir en los nervios, el pulso, los músculos y la respiración.

El miedo distorsiona la percepción de la realidad; genera muchos fantasmas y prejuicios que, como consecuencia, maximizan los factores objetivos que causan peligro.

 

Como emoción primaria, el miedo impide a menudo discernir y buscar la solución más inteligente a los problemas; lejos de resolverlos, puede agravarlos a medio y largo plazo.

 

En resumen, el miedo oscurece el sentido y la dirección de la vida, nos quita el brillo tan característico del amor; nos acobarda y nos entierra en mezquinos acomodos.

 

DESEO y MIEDO: en la naturaleza humana existe una tendencia natural a ir más allá de lo inmediato, a pasar a la "otra orilla"... a arriesgarse a nuevos horizontes; la necesidad de afrontar el peligro, de probar, de aventurarse...

 

Pero también existe la tendencia opuesta a salvarse y tomar precauciones, la necesidad innata de evitar el peligro, de alejarse de los obstáculos, de huir de las tormentas... El ser humano que confía es también el ser humano que teme; el acto de valor también conlleva miedo.

 

En nuestro crecimiento humano y espiritual, el miedo no superado, o el deseo bloqueado, generarán tormentas. O, por el contrario, el miedo superado, el deseo desatado, permitirán la madurez

 

Todos, a nivel personal o colectivo/comunitario, hemos vivido tormentas; algunas como un "tsunami”. Estamos ante una "nueva ola" de riesgo y de vida, en los albores de un día que puede y debe ser de salvación: "¡Ánimo! Soy yo. ¡No tengáis miedo!"

 

Una cosa es sentir miedo y otra quedarse paralizado por el temor a asumir riesgos y no aventurarse en nuevas tierras en ese descubrimiento sin fin que es la vida.

 

No hay que tener miedo al miedo, hay que hacer de él un medio para tu propio crecimiento, descubriendo las ganas de vivir que se esconden detrás de cada miedo. Y eso nos permitirá ir más lejos. El conocimiento de nuestra propia debilidad es nuestra mayor fortaleza.

 

Cada miedo no resuelto es una carga en la vida. Descubrirlos, identificarlos, nombrarlos y tomarlos como son, hasta que podamos resolverlos con conciencia y valentía.

 

También la Iglesia se ve a menudo atrapada en el miedo, matando su espíritu profético. Una Iglesia temerosa se convierte en cómplice de la cultura de la violencia y de la muerte. Cuanto más teme, más se cierra y se atrinchera tras normas, doctrinas, ritos...; y cuanto más se atrinchera, más frágil se vuelve.

 

La gran comunidad de seguidores de Jesús está llamada por Él a vivir continuas travesías, a salir de sus espacios estrechos y "normóticos" (normalidad malsana), a ser "probada" por tempestades y vientos contrarios, a vaciar su barca de tantos pesos para que pueda fluir más ligera, izando sus velas y aprovechando la fuerza de los mismos vientos.

Es el mismo Espíritu de Jesús el que sopla las velas de la gran barca, conduciéndola a la "otra orilla", la orilla del compromiso a favor de la vida, de toda vida.

 

Para la oración: Leer con calma los textos

 

Continuemos en la barca de la comunidad, en compañía de nuestras hermanas y hermanos, en compañía de Jesús; dejemos que su presencia desenmascare los miedos que ahogan nuestra identidad de discípulas misioneras.

 

  • Nombremos nuestros miedos; nombrarlos es el primer paso para no dejar que nos determinen.

  • ¿Qué harías si no tuvieras miedo?

 

Por Adroaldo Palaoro SJ

Propuesta Agosto
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Síntesis de los aportes / Organización General CMCR / Pasos a dar 

Compartimos una síntesis de lo que recibimos de los trabajos realizados en algunas comunidades sobre la organización general de la CMCR. Realidad que resonó tanto en los Encuentros CMCR de Dic´23 Y MCR Ene´24 en Buenos Aires y que sigue resonando con fuerzas en los encuentros posteriores.

Respecto a por qué y para qué vemos necesario organizarnos y en qué áreas: 

    Se considera necesario seguir dando pasos en nuestra organización (sea local que general), fundamentalmente para llevar adelante nuestra vida y misión, concretizando en corresponsabilidad el Horizonte que nos anima como CMCR. Se verifica que la organización favorece el conocimiento mutuo, (tanto de las personas como de las presencias) la participación, la comunicación y el sentido de pertenencia.

    La organización permite la proyección y la evaluación en los diversos ámbitos de nuestra vida y misión y favorece el compromiso personal y comunitario en el llevar adelante lo que nos proponemos como objetivos y prioridades. Facilita la integración de otras personas a la Comunidad, el trabajo en red y que cada miembro pueda poner al servicio de la misión sus dones, conocimientos, profesiones. Permite además una buena gestión de los recursos materiales y económicos, del uso de los espacios comunes que tenemos, la vivencia de la solidaridad y hace posible el solicitar financiamientos.

 

Las áreas que fueron especificadas son: vida y misión, formación, economía y espiritualidad.

Respecto a la organización actual: 

  • Como CMCR no existe una estructura que lo abarque todo. Se identifican realidades/sectores más o menos organizados.

  • Se han destacado las instancias de encuentro tanto locales como internacionales.

  • Los encuentros mensuales de las CMCR´S locales en su mayoría, están coordinados principalmente por las MCR con la colaboración de laicos (adultos y jóvenes) de forma rotativa.

  • Para los encuentros Internacionales de la Comunidad general tanto presenciales como online, se han propuesto en cada momento, diversos equipos para su preparación y gestión.

  • Existen instancias de “gratuita” fraternidad para compartir, escucharnos, celebrar, rezar juntos.

  • En la misión existen proyectos y actividades estructuradas y que se gestionan con diversos equipos de trabajo integrados por hermanas, laicos adultos y jóvenes.

  • Algunos miembros de las comunidades locales integran los diversos equipos de trabajo y servicio que tenemos actualmente como comunidad general: el equipo de comunicación, de espiritualidad misionera, de prevención de abusos, de economía.

  • En algunas comunidades hay laicos que gestionan junto a algunas hermanas la economía de la misión.

  • La APS desde Italia gestiona recursos económicos para algunos proyectos locales, donaciones de campañas de emergencia y otros tipos de ayudas que se solicitan.

  • Se ha introducido en cada país, hace algunos meses, la figura de los Embajadores que colaboran con la comunicación interna.

  • La organización local que existe es propia de cada realidad local, es flexible y está en crecimiento. Dentro de ella se han destacado:

    • los encuentros comunitarios mensuales

    • el servicio y la gestión conjunta de los diversos proyectos misioneros y actividades

    • la frecuente comunicación virtual a través de grupos de WhatsApp y redes, (con los que están en la misma ciudad y los que se encuentran fuera del país).

Pensando pasos/propuestas concretas hacia una organización como CMCR general:

  • Se ha sugerido que cada comunidad escoja unos 2 representantes (por un tiempo definido), en modo que cuando sea preciso tomar alguna decisión que involucre la entera CMCR, el ECG pueda convocar dichos representantes y realizar un proceso de escucha para trabajar y decidir en conjunto. Los representantes locales podrían convocar también reuniones cuando tengan asuntos que tratar que involucran a todos/as, así como cuando se consulta a la comunidad local sobre algún asunto, en modo de nutrir el proceso que se realiza a nivel general, colocando la voz de sus comunidades. Esto se ve como un posible primer paso para en un futuro, llegar a tener una coordinación general de la Comunidad MCR.

  • Realizar un camino de diálogo y reflexión sobre la relación entre las MCR y los laicos de la Comunidad.

  • Se ha recibido de laicos (adultos y jóvenes) la inquietud/la necesidad/deseo/pedido de reflexionar y explicitar un tipo de promesa/compromiso de ellos que se quiere "para toda la vida" de manera "institucional". En este diálogo pensar también en un tiempo/camino de formación y preparación para ello, viendo también qué forma institucional (jurídica / canónica) adopta este compromiso. Se sugiere dentro de esto, ir viendo/dialogando si a nivel local hay personas que sienten esta "llamada", deseo.

  • Pensar en la posibilidad de equipos de formación a nivel general, de Laicos MCR misiones e intercambios y de preparación de los encuentros internacionales.

  • Se valora la existencia de Equipos de la comunidad internacional que preparan y proponen trabajos de reflexión y profundización para todos.

  • La comunicación entre comunidades se nota más fluida. Se evalúa hasta ahora positiva y eficaz la figura de los embajadores para la comunicación, se propone continuar con ellos y ver cómo puede seguir creciendo.

  • Se ve necesario seguir dando pasos en la organización de la recaudación de fondos tanto internos- locales, como para la misión en Amazonia, para financiar la participación de algunos miembros en reuniones internacionales, e invertir en formación de los laicos con diversas competencias específicas que sirven al bien común y la misión.

Algunos temas propuestos que implican a toda la CMCR son:

  • Continuar pensando y definiendo vías de comunicación interna

  • Pensar el contenido de la comunicación externa

  • Acciones misioneras que involucran más de 1 comunidad

  • Acompañamiento y discernimiento de la presencia en Amazonas

  • Temas de personería jurídica de CMCR

  • Administración de la economía de la CMCR

  • Un órgano de referencia para las instancias existentes (espiritualidad, comunicación, redes, etc.)

Se ha pedido, además:

  • Tener encuentros más frecuentes entre integrantes de las distintas comunidades para conocernos, interactuar, saber lo que se hace y cómo lo hacen, compartir la vida, la espiritualidad, fortaleciendo vínculos. Pueden ser también por grupos de interés, realidades de trabajo misionero, etc.

  • Seguir promoviendo los intercambios misioneros entre las comunidades y fomentando/proponiendo el compromiso con nuestra presencia en Amazonas.

  • Continuar celebrando la Pascua de Resurrección online.

  • Para los Encuentros internacionales no dejar pasar más de 3 o 4 años.

Propuesta del ECG:

Leyendo esto, acogiendo las búsquedas y los deseos que aquí surgen, constatamos el desafío de crecer en corresponsabilidad en la construcción de nuestra CMCR. Reconociendo que el desafío de organizarnos no nos compete sólo a nosotras nos proponemos integrar una ‘mesa de diálogo/trabajo’ en la cual nos podamos sentar juntos el ECG y la CMCR.

Esta ‘mesa de trabajo’ iniciaría desde los trabajos ya enviados, y desde ahí tendrá por objetivo proponer una metodología para seguir trabajando en las comunidades locales y hacer un camino juntos hacia nuestra Asamblea. En el camino iremos descubriendo los posibles pasos a dar.

Para integrar esta mesa de diálogo/trabajo, les pedimos que, por país, puedan sugerir a un integrante (joven o adulto) que tenga actualmente un compromiso activo/constante y que pueda disponer de tiempo para una reunión mensual de 2 horas.

La propuesta nos la pueden hacer llegar para el 30/09/24

Encuentro CMCR:

Con la alegría del último encuentro On - Line CMCR (7 de julio), les compartimos en el siguiente link los desafíos compartidos por cada grupo: familia, trabajo, comunidades y poblaciones vulnerables, adolescentes y jóvenes, mujeres, niños/as.

Ya están disponibles en la Wix, en español/italiano/portugués.

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Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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“Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer.» Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos le dicen: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?» Él les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.» Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces.» Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la

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bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. Yrecogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres.”

Este texto que conocemos bien, hace referencia a un pueblo hambriento. A un pueblo que desea escuchar a Dios, que ha intuido que Jesús trae un mensaje nuevo. A un pueblo que no tiene problema de usar su tiempo siguiendo a Jesús, buscándolo, hasta una hora muy avanzada.También nuestra gente, nuestros pueblos, están hambrientos de pan, de verdad, de palabras con sentidos, de vidas que se partan, que se cansen en el servicio, de corazones llenos de compasión. Podemos preguntarnos cómo está nuestra compasión por nuestros hermanos, si interceptamos sus búsquedas y su hambre, si logramos darles de comer.En esta hora avanzada de la historia, cuando parece que la noche se acerca, los discípulos sienten temor: ¿cómo hacer frente a tanta gente? ¿cómo responder a tanta necesidad? La respuesta de ellos es simple y la encontramos en gran parte de nuestra sociedad: que cada uno piense en sí mismo, que cada uno provea a sus necesidades. Pero Jesús propone otra solución: denles ustedes de comer, que en griego podría leerse: sean ustedes su comida, dense ustedes de comer, háganse pan para esta hambre.

Este texto, en proximidad de la fiesta del Corpus Christi, nos invita a hacernos pan, a darnos, a entregarnos sin medida, a convertirnos en respuesta al hambre, a las búsquedas, a la sed, a la soledad de nuestros hermanos.También nosotras, como los discípulos, vivimos con criterios individualistas con los que muchas veces privilegiamos nuestra persona, nuestro tiempo, nuestras necesidades, nuestro bienestar. Pero Jesús nos invita a desacomodarnos, a movernos por la compasión, a reconocer los 5 panes y los 2 peces que poseemos, que pueden saciar el hambre de muchos. Esto requiere arriesgar lo poco que somos y tenemos. Poniéndolo en manos de Jesús, corremos el riesgo de “no tener para nosotras mismas”, de “quedarnos sin nada”, pero Jesús les/nos muestra que lo que se da, se multiplica, no se resta. Que lo poco que somos y tenemos “basta”, siempre y cuando lo pongamos en sus manos. Siempre y cuando dejemos que Él lo tome, lo bendiga, lo parta y lo reparta.Es Jesús mismo quien lo ha vivido antes que nosotras. Se quedó en el pan, se donó en la cruz, se entregó por entero para darnos el ejemplo y para que así, seamos felices. Es Él quien nos alimenta cada día para que, fortalecidas por Él, nutridas con su palabra y con su cuerpo, podamos darnos, sin medida, sin temores, confiadas en que Él nos multiplica, nos fecunda, nos ha llamado. Lancémonos a la aventura de ser pan, de ser tiempo y cuerpo donados, a todos/as.

Nos preguntamos:

   1.¿Sentimos compasión por nuestros hermanos, sus búsquedas y su hambre? ¿nos abrimos a

      recibir su compasión? ¿compartimos con ellos/as lo poco que tenemos y damos de comer?

   2.¿Hay algo que nos impida lanzarnos a la aventura de darnos/recibir por completo?

   3.¿Qué experiencias hemos tenido o tenemos de entregarnos en manos de Jesús?

Pan para saciar

el hambre de todos.

Amasado despacio,

cocido en el horno

de la verdad hiriente,

del amor auténtico,

del gesto delicado.

Pan partido,

multiplicado al romperse,

llegando a más manos,

a más bocas,

a más pueblos,

a más historias.

 

Pan bueno, vida

para quien yace

en las cunetas,

y para quien dormita

ahíto de otros manjares,

si acaso tu aroma

despierta en él la nostalgia

de lo cierto.

Pan cercano,

en la casa que acoge

a quien quiera compartir

un relato, un proyecto,

una promesa.

Pan vivo,

cuerpo de Dios,

alianza inmortal,

que no falte

en todas las mesas.

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Emergência Rio Grande do Sul:

Entre finales de abril (25) y los primeros días de mayo (3), el Estado de Rio Grande do Sul, Brasil fue afectado por lo que se considera la catástrofe ambiental más grande de ese Estado. La cantidad de lluvia acumulada durante esos días dobló la media histórica provocando un crecimiento en las nacientes de grandes ríos, lo que produjo elevación de las aguas, inundaciones y deslizamientos de tierra en forma inusual.80% de todo el territorio del Estado de Rio Grande do Sul fue afectado por las inundaciones. De los 497 municipios, 467 sufrieron inundaciones, siendo que algunos de ellos desaparecieron o fueron totalmente destruidos. Se calcula que un 90% de las empresas del Estado fueron afectadas, más de 100 hospitales y más de mil escuelas públicas. A la fecha, 2.341.060 personas fueron afectadas; 581.633 fueron desalojadas y 76.188 están en albergues municipales. Hasta el momento se consideran 806 heridos, 82 desaparecidos y 161 óbitos confirmados.La ciudad de São Leopoldo, donde estamos presente hace 30 años, fue una de esas ciudades afectadas. Un 80% de la zona está aún bajo agua. El escenario es realmente devastador, como de guerra. Sin duda, amigos y hermanos de comunidad también fueron severamente afectados por esta catástrofe.

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Ninguna foto puede captar la magnitud de lo acontecido y sus consecuencias

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Casa de Regina de M+L

Ningún fotógrafo podrá capturar tanto dolor, clamor y resiliencia de un pueblo

Como comunidad, hemos organizado una campaña solidaria ‘EMERGENCIA SÃO LEOPOLDO’ para juntar fondos y contribuir en las necesidades que nuestros hermanos/as están enfrentando. Agradecemos a quienes han contribuido y las invitamos a promover esta campaña en las redes sociales y a seguir rezando por nuestros hermanos y hermanas de Rio Grande do Sul.

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Ninguna imagen podrá mostrar la entrega, el amor, los gestos, la cercanía, la solidaridad, la compasión de tantas y tantos, entre ellos muchos, nuestras hermanas y hermanos Misioneras/os

SOS INCENDIOS

Nos relatan desde Viña como han vivido la campaña solidaria en acompañamiento a las víctimas de los incendios.

La catástrofe de los incendios sufridos entre el 2 y el 4 febrero de este año que dejó a más de 9 mil familias de la ciudad de Viña del Mar y Quilpué /Chile, sin nada, movilizó nuestra solidaridad para con ellos. Se hizo una rápida y efectiva campaña económica CMCR internacional que ha beneficiado a muchas personas. Era tanta la necesidad que tuvimos que decidir en un equipo (hermanas y laicos) de qué forma se utilizaría la ayuda.

 

     En un primer momento la prioridad fue la compra de materiales de construcción para ayudar a levantar la casa principalmente de 2 familias líderes del sector que son amigas nuestras, una de ellas miembros de la comunidad y de otras 5 familias conocidas de la Capilla del sector.

 

     Fue muy impresionante constatar el desgaste de energía y esfuerzo de muchas familias para día a día trabajar con sus propias manos y ayuda de algún familiar, sin descanso y mucho tiempo en condiciones precarias por falta de luz, agua, incluso lugar para descansar. Hoy vemos la alegría de sus rostros y el cariño con que agradecen y acogen en su nueva casa

     Al mismo tiempo que se construían las casas, el sol, el viento y el frío que hay en la zona de las Vertientes/Quilpué, se hizo sentir en el lugar donde estaba la capilla - que también se quemó. Esto motivó la acción reiterada de un grupo de la Comunidad MCR y la participación de scouts del colegio Seminario San Rafael en la instalación de toldos que posibilitaron el encuentro de las personas que se reunían y celebraban la fe a la intemperie.

 

     En un segundo momento, percibimos que varias personas quedaron sin sus herramientas de trabajo. Compartimos esta realidad con otras personas y contactos y surgieron donaciones de herramientas de construcción, de taller de autos y máquinas de coser para algunas costureras. Han sido beneficiadas 5 personas que poco a poco retoman su trabajo. Seguiremos entregando más herramientas de trabajos en estos próximos meses.

 

     Posteriormente, una vez que la gente tuvo sus casas, en las visitas semanales nos dimos cuenta que en las personas afectadas empezaban a aflorar recuerdos, angustias, dificultades para dormir y otros trastornos sicológicos así que implementamos talleres de apoyo sicológico, de escucha y contención que continúan con periodicidad y se proyectan para los meses venideros. Los primeros talleres de acompañamiento y contención fueron realizados por psicólogas de la Universidad Católica de Valparaíso. Actualmente los realiza una misionera (graduada en psicología), una psicóloga laica y otros miembros de la comunidad de viña que acompañan mensualmente o de forma personalizada semanalmente.

 

     Así como los adultos, muchos niños quedaron afectados también por la situación vivida. Es por eso que realizamos para ellos algunos encuentros recreativos liderados por jóvenes misioneros de la comunidad y del colegio Hispanoamericano de Viña del Mar que proyectamos seguir realizando en los próximos meses.

     Al mismo tiempo que acompañando a las familias escuchábamos necesidades de cosas materiales en las visitas y los encuentros, más de uno nos dijo: “Necesitamos apoyo psicológico y espiritual”. Esto nos motivó a acompañar especialmente el tiempo hacia la pascua de resurrección y luego todos los domingos las celebraciones litúrgicas que realizan los diáconos y nosotras animamos con la música.

 

     Para estas celebraciones se compraron mantitas para que las personas se abriguen, sobre todo la gente de tercera edad que participa ya que aún no se ha construido nada en el lugar donde estaba la Capilla y el clima es muy ventoso y frío.

 

     Finalmente, damos gracias a Dios por cada uno y cada una de los que han contribuido en esta campaña. En ustedes las personas se han sentido bendecidas por el amor y el cuidado de Dios, de corazón agradecemos habernos permitido ser puentes entre la generosidad de ustedes y estas familias que aún están en proceso de reconstrucción material, psicológica y espiritual.

 

  Compartimos con ustedes las palabras de Charo y Antonio, matrimonio amigo, participante de la comunidad de las vertientes de Quilpué:

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Ana, Carolina, Cristina, Mercedes

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COMUNICACIÓN ECG

Abril 2024

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“Hay heridas que, en lugar de abrirnos la piel, nos abren los ojos”, dice el poeta chileno Pablo Neruda. Jesús, que nos desconcertó al sanar tantas heridas, en la resurrección no cerró sus propias heridas; las mostró para que se reconociera su identidad, para que quedara claro que son la marca de la entrega y que nunca serán borradas. El Señor se apareció ante sus discípulos, después de su muerte, no tenía dinero ni prestigio; no vino sentado en un trono de oro ni desenvainó su espada para derrotar a sus enemigos. Simplemente mostró las llagas de la crucifixión, las marcas de la donación total. Porque “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos” (Heb 13, 8).

 

Para despertar la fe de los discípulos, Jesús no les pide que miren su rostro, sino sus manos y sus pies. Quiere que vean sus llagas crucificadas; que siempre tengan ante sus ojos su amor, entregado hasta la muerte. No es un fantasma: “¡Soy yo!”, el mismo que conocieron, siguieron y amaron por los caminos de Galilea.

 

Mirando las manos de Jesús, los discípulos recordaron las manos que curaban a los enfermos, cuidaban a los débiles, levantaban a los caídos, bendecían y acariciaban a los niños, acogían a los pecadores y a los pobres.

Mirando los pies de Jesús, los discípulos hicieron “memoria” de los pies peregrinos, que rompieron distancias, que cruzaron hacia el “margen”, que los acercaron a los excluidos, que traspasaron fronteras religiosas y culturales. Contemplando las manos y pies de Jesús, los discípulos tomaron conciencia de que sus manos estaban secas y sus pies paralizados por el miedo.

 

La experiencia del encuentro con el Resucitado abre las manos y los pies de los discípulos, arrancándolos del lugar cerrado y lanzándolos hacia los demás. Sus manos y pies son la extensión de las manos y pies de Jesús resucitado.

 

Manos y pies resucitados nos hacen salir de nuestros lugares cerrados y estrechos, nos arrancan de nuestros prejuicios y de nuestros miedos y nos mueven hacia amplios horizontes.

 

Por tanto, la Resurrección es movimiento y acción: es movimiento, porque es salida de uno mismo; es acción porque es construcción, compromiso a favor de la vida.

 

Las cicatrices que Jesús mostró en su cuerpo después de la resurrección nunca desaparecerán. Trajo un nuevo mensaje grabado en su propio cuerpo: que sólo quedarán en nuestras vidas las cicatrices dejadas por la experiencia del amor y la donación. Este es el “cielo” que estamos llamados a “anticipar” y encarnar: la cultura del encuentro, la presencia samaritana, el cuidado amoroso, el servicio gratuito, la vida nacida del amor esculpida a imagen y semejanza de Aquel que vivió intensamente la Pasión por el Reino.

 

¿Cuáles son nuestras credenciales cuando queremos identificarnos ante los demás? Normalmente sacamos nuestro documento de identidad del bolsillo. Y si la cosa es más grave, presentamos otros documentos. En otras palabras, nos identificamos con los roles.

¿Cuál debe ser nuestra verdadera “cédula de identidad” como seguidores de Jesús? Nuestras manos abiertas en señal de bienvenida; nuestras manos extendidas para levantar a los que han caído; nuestras manos callosas por partir el pan que compartíamos, endurecidas en el trabajo para ayudar a nuestros hermanos; manos sólidas de tanto servir a los demás.

 

Nuestra cédula de identidad deben ser los pies heridos de tanto caminar en busca de los que están lejos, de tanta peregrinación saliendo al encuentro de nuestro hermano solitario; pies heridos por los constantes viajes para ayudar a nuestro hermano necesitado, para encontrarnos con nuestros hermanos marginados en las afueras de las ciudades.

Las manos y los pies son los miembros que nos expanden, nos expanden al encuentro; nos sacan de nuestra estrechez de actitudes, de ideas. Por eso son los miembros que más nos “humanizan”, es decir, nos hacen “descender” al “humus” de nuestra existencia, a la tierra de la vida, abriéndonos a los demás.

Vivir la Resurrección es tener las manos y los pies del Resucitado: miembros a favor de la vida.

  • ¿Hacia quién/es conducen nuestros pies?

  • ¿A favor de quién/es usamos nuestras manos? ¿Al servicio de quién?

En la experiencia pascual tomamos conciencia de que nuestras “heridas”, con sus malestares y adversidades, son la mediación a través de la cual Dios “entra” en nuestras vidas y nos conduce a un conocimiento más real, más vivo y más profundo del sentido de nuestra propia existencia. Es a través de la integración de las heridas que recibimos una nueva iluminación que nos permite “ordenar” todas las cosas a Dios y reorientar toda nuestra vida hacia Él. Entonces, crece la conciencia de que al mismo Dios le resulta más fácil “entrar” en nuestra vida a través de los fracasos, las heridas, las debilidades.

- Poder “celebrar los fracasos” y “dar gracias por las heridas” es signo de madurez espiritual.

- Por tanto, la memoria agradecida es el humus natural del que brota la gratitud, que activa en cada persona el entusiasmo y la generosidad hacia el futuro de su vida y misión.

Reflexión bíblica de Adroaldo Palaoro sj, de Lucas 24,35-48, si quieres leer todo el texto:

https://www.ihu.unisinos.br/categorias/42-comentario-do-evangelho/638309-viver-como-ressuscitados-e- aprender-das-proprias-feridas

Vivir como resucitados significa aprender de las propias heridas

“Mira mis manos y mis pies; ¡soy yo mismo!"

(Lucas 24:39)

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